¿Qué necesitas para ser un canal?

Luz paz y amor,

¿Qué necesitas para ser un canal?

El ser humano, por naturaleza es un receptor – emisor de ondas vibratorias y frecuencias. De por si posee a su alrededor un campo electromagnético.
¿Cómo se forma el campo electromagnético? Se forma con la rotación a lo largo de la columna vertebral de 5 chakras y otros dos situados uno en la cabeza mirando al cielo y otro al final de la columna vertebral entre el ano y los genitales que mira hacia la tierra. En total sumamos 7. Éstos chakras o ruedas, están formados del conjunto de chakras que emanan de cada uno de nuestros cuerpos sutiles, como una fuente de pisos vuelcan su vibración uno en otro, desde el más sutil hasta el más denso.

Paradójicamente el chakra que pertenece al cuerpo más sutil, tiene el calibre más ancho y es más largo que el chakra más denso, que a su vez es el que está más pegado al cuerpo físico. También el chakra más denso es más estrecho y corto. La longitud del chakra más sutil perteneciente al cuerpo espiritual, el más elevado, es el que definirá el ancho, largo y alto de nuestro campo magnético,también llamado aura. De manera que estamos metidos en un campo con forma de manzana o toroide. Dentro de él, están todos nuestros cuerpos, desde el físico hasta el más espiritual o sutil. Cada cuerpo emite hacia el exterior en forma de una rueda cónica su vibración al cuerpo siguiente.

Partiendo de la base de que contamos con siete cuerpos, el chakra se observará como un cono giratorio de siete fracciones. La fracción más sutil se vierte en la que sigue. Así sucesivamente hasta llegar al cuerpo más denso.

Los chakras sanos con vibración y frecuencia de luz alta (cualidades y virtudes) están abiertos con un buen calibre ancho; giran en dirección de las agujas del reloj. Si todos están sanos y limpios, propiciarán que tengamos un campo electromagnético muy expandido y luminoso. Este campo u aura estará también conectado por su parte alta a las frecuencias del Universo, a mundos de energía sutil y a los seres que habitan en éstos. Por su parte baja estará bien conectado al planeta tierra y a todas sus frecuencias desde las más densas a las más sutiles al mismo, así como a la parte espiritual de la tierra, a las criaturas y energías de la naturaleza y a las Jerarquías que compone, cuidan de cada cosa que en él existe. Desde lo más pequeño como los átomos a lo más grande (animales, plantas, humanos, montañas, etcétera).

Consiguiendo éstas conexiones de nuevo, a través de la tierra, nos conectamos al Sistema Solar al que ella pertenece, a la galáxia y al propio Universo.

Así que, tanto por el coronario, como por la tierra y en vertical, estamos conectados al Universo y a sus diferentes frecuencias. Tanto como en horizontal a las diferentes frecuencias de la tierra hasta de nuevo llegar a la parte más espiritual de la misma.

Así, el aura es como un pulmón: Inhala y exhala las energías de diferente grado de vibración y frecuencia. Al inhalar, recoge la luz (cualidades y virtudes), al exhalar, saca del sistema lo tóxico aquello que no le sirve, devolviéndolo al universo para ser transmutado. Este proceso se repite una y otra vez.

Cuando todo este conjunto del sistema humano no funciona por diferentes motivos, la toxicidad se acumula y bloquea nuestros chakras y nuestros nadis (venas energéticas por donde circula la energía en cada cuerpo)., ensucia y desune cada cuerpo, perdiendo su comunicación con el inmediatamente más sutil o de más luz. Cómo consecuencia nuestra aura se hace pequeña y sus colores se oscurecen y podríamos enfermar tanto a nivel físico, emocional o mental, incluso espiritual.

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