Historia de una Transformación.

Querido creador, tú me hiciste completa para que no me faltará de nada y tuviese una existencia paradisíaca, inmortal y luminosa en la Tierra. Con el fin de que colaborar para que este Planeta sea uno de los mejores lugares en este Universo.

Pero yo lo estropeé dejando entrar en mi fortaleza Divina y Luminosa a frecuencias aterradoras, que camufladas de amigos o de dulzura trajeron a mí la caída y el sufrimiento. No supe discernir y precisamente esa era la prueba.

Pero ahora, amado Creador, después de muchas vidas, en las que me he infiltrado entre éstas personalidades he conseguido comprender Tu propósito. Me ensuciado y caído a lo más oscuro del pozo. Cómo caballo de Troya, desde esa oscuridad, desconectada de Tí y de Tú Universo, comencé a soplar, a respirar, a encender mi punto de Luz, que aunque chiquitín permanecía incólume, guardando toda la información de mi Ser.

Soplé. Inhalé Tu Luz y exhalé, vomité la oscuridad, como un tamiz, despacito: mi luz me fue limpiando y lentamente he ido subiendo a la superficie del pozo. Con mi lección aprendida y dejando una huella de mi Luz, la que Tú me diste mientras subía.

Resulta que en el pozo habían más como yo, que impulsados por mi ejemplo, empezaron a soplar y soplar. Así seguimos soplando para que cada vez haya más humanidad con resplandor y más pozos llenos de luz, donde jamás nadie vuelva a caer.

El trabajo es arduo, pues el Planeta está como un queso gruyer lleno de pozos. Hay que ir con cuidado al pisar, pero lo conseguiremos; yo soplaré más fuerte y ayudaré a otros sopladores. Juntos elevaremos este Planeta a la categoría que se merece y ascenderá como un globo hasta Tus brazos.

Gracias por enviarme… he aprendido la lección.

Nava Canal.

Seres Cósmicos

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